Mi hija lo recibió para su cumpleaños número 14 el año que recibiría su segundo trasplante de médula ósea. Para ella fue su compañía en tiempos de pandemia, su único compañero durante su proceso pre y post trasplante ya que al no ser de Santiago, no tenía un compañero de apego emocional. Después, cuando pudimos le compramos ropa y accesorios y finalmente se convirtió en simia, ya que es más fácil encontrar ropa de muñecas. Martina estuvo gran parte de su postrasplante hospitalizada y siempre llevó a su simia para sentirse acompañada.